jueves, 27 de diciembre de 2007

Carta al Director

Había olvidado que hace una semana hice un nuevo intento enviando una carta al director del diario El Mercurio. Intento fallido, obviamente, porque no fue publicada. Siga participando. En todo caso, acá va el texto:

Señor Director:

Ayer tuve la oportunidad de asistir a un concierto en el Teatro Caupolicán, lugar al que no había ido hace muchos años, y comprobar como han cambiado nuestros estándares en lo que a espectáculos se refiere. Desde la entrada hasta el escenario, pasando por los pasillos, la iluminación, el sonido y los bares, hacían parecer como galpones de mala muerte a los antiguos lugares donde se hacían conciertos.

Lamentablemente, también pude comprobar como hay cosas que inexplicablemente no cambian. En los baños, cuidadosa e impecablemente mantenidos, seguía existiendo un recipiente con monedas, y en varias paredes había bonitos carteles invitando a dejar propinas. ¿Acaso los boleteros, guardias, porteros, tramoyas, y todas las demás personas que hacen de ese un gran recinto, también viven en parte de la caridad de los clientes?

Me parece una gran vergüenza. Al menos en el Teatro Caupolicán, las personas que mantienen los baños hacen un excelente trabajo, y lamento mucho que los administradores consideren que aún es correcto no pagarles un apropiado sueldo fijo. Muchas gracias y felicitaciones a los primeros, un tirón de orejas a los segundos.

Atentamente,

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