viernes, 23 de noviembre de 2007

Corredores Mafiosos

Sí, mafiosos. Y no lo digo por los corredores de bolsa, ni por los que disfrutan corriendo, si no que por aquellos que se dedican plenamente al bien raíz. Y a estafar al arrendatario confiado que piensa que su corredor es la persona más bondadosa que pisa la faz de la Tierra.
No, nunca tan ingenua. Pero sí, confié. Y me equivoqué.
Porque resulta que arrendar departamento con una corredora de por medio es un atado del porte de un buque. Primero, que tienes que pagar dos meses de una. Segundo, que pagues tú por mientras todas las deudas y "después te lo descontamos", ¡nunca crean esa frase, hermanos! Es una vil trampa... Resulta que mientras tú mejor te comportes, mientras más les pagues a tiempo, más te joden. Que les vayas a pagar tú la contribución, que mejor mañana le devuelvo las veinte lucas, etecé, etecé, etecé.
Puros problemas. Son un ente generado sólo para incomodar, y sus únicas funciones son
1.- Joder al arrendatario hasta tenerlo a sus pies
2.- Hacerle felaciones al propietario
3.- Tratar de estafar y/o estrujarle la plata a la pobre alma que arriende

Y yo, ahora estoy envuelta en un enredo máximo que requiere medidas legales, o mafiosas, total, hay que pagar con la misma moneda padrinezca.

En fin, si arriendan, hay dos opciones:
Uno, no tener relaciones directas con el corredor y coludirse con los conserjes y si es posible, con el administrador del edificio (eso requiere de paciencia y buenos escotes)
Dos, tener un familiar abogado y/o un familiar que trabaje en la lucha libre.

Buenas noches y buena suerte, arrendatarios!

1 comentario:

L dijo...

Mafiosos hay en todos lados, pero tengo la impresión de que hay oficios en los que es estructuralemente imposible ser exitoso sin ser mafioso. El corredor de propiedes, o agente de bienes raices, es uno de ellos. Los corredores de propiedades que administran nuestro departamento, y varios otros del mismo edificio, son precisamente así. A la chica que compró el departamento debajo del nuestro, le contaron la historia de que en ese lugar vivió su anciana dueña hasta el día de su muerte. Tal vez es cierto, tal vez no, pero lo que si es cierto y no le contaron es que durante los últimos cinco años ese departamento había sido ocupado por tres arrendatarios diferentes, y en todos los casos eran grupos de tres o más amigos que lo compartían. Tampoco le contaron que los últimos arrendatarios se fueron luego de que entraran maleantes tres veces en sólo un par de meses, ni que la última entraron mientras ellos dormían. Y así.