Ayer la Presidenta Bachelet tomó un taxi para llegar al Palacio de Gobierno, en el contexto del Día sin Automóvil. Esto, que en mi lado del universo no tiene ni la más mínima importancia, en el universo oficial es noticia de página completa. Pero lo que me llama la atención no es eso, si no que el taxista en cuestión no quiso que le sacaran fotos, ni quiso dar declaraciones, ni salió en televisión dando alguna declaración tipo futbolista después de meter un gol de casualidad. Simplemente se hizo humo, según Las Últimas Noticias. Se me ocurre que podría ser uno de esos pocos sujetos para los cuales la fama, y más aún la fama insensata, es una patología y no un nirvana, pero como de esos parece haber bastante pocos, también se me ocurre que podría ser un caso monumental de mala suerte. Imagínense a un chofer de taxi que ha cometido alguna falta o delito, que no tiene licencia de conducir, que anda escondido de su esposa o que tiene un cadáver en el maletero, y que al detenerse en una esquina cualquiera descubre que su pasajero es nada más y nada menos que la Presidenta. Quien sabe. Link
La segunda noticia es a propósito del final de la telenovela Papi Ricky, de Canal 13, que según una de sus actrices tocó el alma de Chile. Pues a lo mejor yo soy un desalmado, pero me pareció una de las peores bazofias de los últimos tiempos. Nótese que no es un comentario gratuito, pues me considero un consumidor de telenovelas y he seguido una o dos al año desde, por lo menos, 1982. Qué se yo, me gusta el género. Y en Papi Ricky, que termina el próximo Lunes, podría hacer un inventario interminable de elementos de mala calaña. Su galán, un prepotente descerebrado y más encima mal interpretado por Jorge Zabaleta. So coprotagonista, una mujer con menos habilidades emocionales que una ameba, interpretado por una Mané Swett que, aún siendo legalmente actriz, no tiene muchas más capacidades que Jorge Zabaleta. Sus situaciones, conflictos obvios que podrían haberse resuelto, en el primer capítulo, si una madre estricta les hubiera dado a cada uno un tirón de orejas y los hubiera enviado a la cama sin postre. Y así sucesivamente. Una vergüenza. Ya sé, alguien dirá que una teleserie está orientada a un target específico, y que por lo tanto jamás podrá darle en el gusto a un amplio espectro de espectadores. Antes habría concedido el punto. Antes de Los Simpsons, quiero decir, cuando quedó demostrado que con talento es posible hacer una serie de múltiples sentidos, y enganchar con el mismo producto a múltiples targets. Mal por Papi Ricky. Link
sábado, 29 de septiembre de 2007
Dos noticias de ayer
Publicadas por L a la/s 09:41
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
A mi se me ocurren dos cosas sobre el taxista. Una, que sea dirigente vecinal de la Udi y que esté proyectando su carrera hacia la política. En ese caso ventilarse a propósito de ser "usado" por la presidenta podría ser de las peores cosas que le sucediera. Lo otro es que no creo que sea prófugo de la justicia, porque al parecer unas cuadras antes lo contactaron y le pidieron todos sus papeles y datos, por temas de seguridad claro, así que difícilmente es alguien oficialmente delictivo. Puede ser, eso sí, que ande con la del bandío, que haya huido de su casa a los 13 para rehacer su vida en la capital y no quiera que nadie lo reconozca en pantalla.
Y lo que sí me parece importante, es la estupidez que significa dejar el auto en la casa y tomar... "oh diablos, otro auto!"... eso sí amarillo con negro, para llegar al trabajo.
Mmm .. si, pensé en eso, pero luego pensé que no me parecería mal que por las calles transitaran sólo buses y autos de alquiler. Los primeros para cuando vas con tiempo, los segundos para cuando vas apurado. Al final me quedé con el segundo pensamiento, y me pareció que estaba mal formulado el evento "Día sin automovil". Probablemente los automóviles de uso exclusivo de sus dueños deberían extinguirse en las ciudades, pero los otros me parecen una idea razonable.
Publicar un comentario