Hace unos días leí que en un municipio de Valencia que se llama Sagunto se instalaron nuevos semáforos donde los monitos peatonales cambian su vestuario de forma intermitente entre pantalón y falda. Modernización del mobiliario urbano orientado hacia la igualdad de hombres y mujeres, le llamaron.
Lo interesante es que antes de esta iniciativa ya existían proyectos similares en otros lugares de España y de Europa. El año pasado se instalaron 50 semáforos en Lugo que “iluminaban una figura de mujer, en lugar del habitual destello luminoso que reproduce un icono masculino”. El objetivo que se supone que buscaban era advertir sobre la ausencia de representación femenina en las calles y en la práctica urbana, donde se opta como símbolo de universalidad por la imagen masculina”. Más allá del contenido, el problema de estos últimos es que parecían niñitos con falda.
Hay otros casos en Alemania e Islandia y lo más probable es que el abanico sea mucho mayor. El punto es que estos cambios generan una cantidad importante de opiniones encontradas. Por supuesto las categorías con que los voy a clasificar son inventadas por mí y no pretenden en absoluto ser exhaustivas. Están l@s sensat@s conformistas, aquell@s que les parece un avance hacia la igualdad en cualquiera de sus formas, la mayor parte de ellas mujeres. Están l@s pragmáticos crític@s, a l@s que les parece una soberana estupidez, porque dicen que los muñequitos ya aparentan cierta neutralidad y que sería mejor gastarse el dinero en cosas más útiles. Está el grupo de los freakies detallistas que dicen que tanta especificidad hará que las mujeres de pelo corto o que no usan falda se sientan igualmente discriminadas, igual que los hombres de pelo largo, los gordos, etc. Y así se multiplican las opiniones.
A mí lo que más me gusta es que estas preocupaciones generen cambios, y que estos cambios también puedan ser divertidos, graciosos, leves. Supongo y espero, eso sí, que otros temas más importantes de desigualdad de género estén igual o más avanzados en sus soluciones, ya que un avance no es excluyente de otros. Hay tantos temas de contenido como de forma por resolver, y si los de contenido toman décadas, y a veces siglos, por qué no empezar a concretar también los otros, sobre todo si es fácil de hacer. Mal que mal, son finalmente los detalles de la vida cotidiana los que hacen las pequeñas diferencias para sentirse viviendo en un lugar un poquito más justo.
1 comentario:
Me gusta tu reflexión... y creo que es justamente el tema más importante de los monitos con falda(o cola de caballo, o lo que sea), que genera atención hacia algo que se ha naturalizado y que no se discutía de tan normal. Me gusta que haya inconformistas, críticos, ultras, defensores, etc... mientras éstos temas se discutan, hay una posibilidad de cambio.
saludos pa' ti!
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