Un cuadro del artista estadounidense Cy Twombly, consistente en un lienzo completamente blanco, inspiró a la artista francesa Rindy Sam a besarlo con sus labios pintados de rojo. Sam aseguró que había sido un acto espontáneo
de amor provocado por el poder del arte, y que pensó que el artista entendería. El artista no entendió, y aún está evaluando cuanto pedirá como indemnización por su cuadro, valuado en 2 millones de euros. Por mientras, Sam ya fue multada con 4.500 euros y la obligación de asistir a clases de educación cívica.
Pero, como ya es costumbre en este blog, no es lo ridículo a la vez que socialmente normal de la situación lo que me parece interesante, si no el que, según La Tercera, para restaurar la obra varias empresas cosméticas, que generalmente guardan estricto secreto sobre sus productos, comunicaron ya los componentes del lápiz labial. ¿Por qué aceptamos vivir en un mundo donde son más importantes las patentes comerciales que el derecho a saber exactamente que es lo que nos estamos echando en la piel?
(*) La imagen la saqué de aquí
martes, 9 de octubre de 2007
Secreto profesional
Publicadas por L a la/s 21:54
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