Podría parecer que recién en los últimos años hemos estado rescatando a nuestros héroes -en los comerciales de BancoEstado, en la serie de Canal 13, en los álbums de láminas- pero no es así. En 1997 la Editorial Don Bosco publicó una serie de librillos llamada Héroes de nuestro tiempo, en la que diversos autores nos cuentan la historia de aún más diversos héroes: Gandhi, Alberto Hurtado, Arturo Prat, Edmund Hillary, Escrivá de Balaguer, Gabriela Mistral y Los héroes del Río Kwai, entre muchos otros.
De la serie en cuestión sólo he leído este, Fray Andresito de la Recoleta Franciscana, sencillez heroica, de Pablo Renders, un librillo de 44 páginas que enriquece cualquier colección. Fray Andresito llegó a Chile desde España en 1839 y al principio se dedica a pedir limosnas para el convento de la Recoleta. Ya antes había desempeñado este oficio, aunque a veces resultara ser un tanto peligroso: en una carnicería le echaron a los perros, y cuando volvió lo aturdieron de un golpe en la cabeza. En otra ocasión unos peones lo siguieron para lanzarle piedras, pero aquí ya tenemos un avance de lo que vendrá: "los peones quedan con los brazos rígidos sin poder hacer movimiento alguno".
De a poco Fray Andresito comienza a ser considerado el "sana-lo-todo", tanto por sus remedios caseros como por sus milagros, tal como aquella vez que sanó el ojo de un muchacho "pasándole la lengua por la parte afectada". De aquí en adelante los milagros y otros poderes paranormales son pan de cada día: hace andar a un paralítico, domina la telepatía, detiene una batalla con el poder de la oración, y muchísimos ejemplos más como este que citamos a continuación:
"Hay un hecho que pinta a las claras la tierna compasión de fray Andrés por los obreros, y es éste: Pasaba un día por la calle Santa Rosa, limosneando, en el preciso momento en que un obrero se venía al suelo desde un alto andamio. Él, mirándolo, le gritó con voz firme: "¡Despacito, hermano, despacito!", y el obrero fue cayéndose como descolgándose y quedo completamente ileso"
El librillo relata decenas de historias como esta, que claramente configuran más que un héroe a un superhéroe a la altura de un Superman o, incluso, de un Megaloman. Un viernes de 1853, y luego de haberlo predicho el mismo unos días antes, Fray Andresito muere de un problema en un pulmón. Sin embargo, Fray Andresito continuó confirmando su genio y figura aún más allá de la sepultura. Dos años después de su entierro, el cadáver es exhumado para cambiarlo de sitio, y esto es lo que ocurre:
"Cerca de la sepultura pasa una acequia que está en uso hace más de un año. Ya se ha cavado y sacado un poco de tierra y se aprecia a primera vista la filtración del agua hacia la tumba de fray Andrés. Aparece el cajón. Lo sacan y lo colocan en el comedor. La madera está podrida. Comienzan a destornillar el ataúd, pero una de las personas, por el nerviosismo y el deseo grande de ver el cadáver, arranca una de las tablas del cajón. El cuerpo no exhala mal olor. Sólo hay olor a humedad. Mientras tanto, el resto de las tablas ha desaparecido. Consternación... Lo primero que se ve es el rostros completamente entero, pero cubierto por una especie de moho. La boca está un poco torcida hacia el lado izquierdo. De la cabeza ha desaparecido la mayor parte del pelo. El hábito y el cordón están hechos pedazos por la humedad. El pecho está cubierto de moho, pero la conservación es completa. Uno de los asistentes, tomando un pie del muerto, le mueve con fuerza una de las piernas: todo el cuerpo responde a ese movimiento. ¡Qué emoción! El cuerpo de fray Andresito está milagrosamente conservado. Santiago se agita de nuevo, más aún que en los días de su muerte."
Y así con fray Andresito. Aclaremos que este librillo no es de lectura fundamental pero que si hicieran una versión en comic probablemente sería un fiero rival para las ediciones de Marvel. Ahora, si además adaptaran los combates cuerpo a cuerpo del Padre Pío con ni más ni menos que el propio Satanás, la derrota sería completa. Para cerrar, no podemos dejar de mencionar que hasta el día de hoy continúa líquida una muestra de la sangre de fray Andresito, en un frasco lacrado y sellado en 1892 por el notario don Mariano Melo Egaña. Y que quieren que les diga, a pesar de lo impresionante de toda esta historia, no puedo evitar aclarar que fue esto, la certificación notarial del milagro, lo que me llevó a escribir esta reseña.
lunes, 27 de agosto de 2007
Superhéroes de nuestro tiempo
Publicadas por L a la/s 11:46
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario