miércoles, 29 de agosto de 2007

Mercalina

Sabido es que muchos mecanismos diversos ha empleado el hombre desde tiempos pretéritos para inducir estados alterados de conciencia: hongos, lianas selváticas, cactus vomitivos, semillas inhalables, flores, etc, etc, sin dejar de lado los cánticos, tamborileos, bailes anaeróbicos, técnicas de respiración y las populares drogas sintéticas de diseño laboratoril, pero Giuseppe Mercalli realmente se puede considerar un tipo que dió un paso más allá, manteniendo siempre los pies bien puestos en la tierra.
Un día del año 1850 Mercalli fue iluminado cuando encontró en uno de los más conspicuos e impactantes azotes de la naturaleza, los sismos, una poderosa fuente de experiencias sensoriales nuevas y de alto contenido psicodélico.
Del Almanaque N°18 año 1977, editado por Farmo-Química del Pacífico S.A. Stgo -publicación que por cierto amerita futuros desgloses-, se rescata la siguiente página en que se detallan los efectos alucinantemente subjetivos de los terremotos de acuerdo a una estupenda escala de 12 grados de intensidad, que miden los daños percibidos por el sujeto y producidos en el mundo físico que nos rodea -queramoslo o no-.
Luego esta maravilla fue reemplazada a partir de 1930 por la hoy popular escala de Richter . Así este señor Charles Richter dejó en las sombras una obra maestra que plasma el carácter sensible y la omnipresencia de Mercalli a la hora de experienciar movimientos de tierra de todo tipo y en todo lugar con una lucidez extrema, hecho que nos hace pensar en lo deterioradas de nuestras percepciones tras años de delegar nuestros sentidos en aparatos, sustancias y adminículos varios, olvidando lo alucinante de la vida terrenal en sus más macabras y funestas expresiones.

2 comentarios:

L dijo...

Pobres exactistas, que encegecidos por su vano afán de cuantificar la realidad intentan relegar la subjetividad, por lo demás lo único que realmente nos consta.

L dijo...

Pero más enceguecido estoy yo, que no sé ni escribir enceguecido