Pasa que a veces nos gustan las cosas por ridículas, bizarras o simplemente estúpidas. Que se yo, esos programas dónde alguien rellena sin gracia durante mucho, mucho rato, mientras espera que los televidentes llamen para responder una pregunta de la que hasta nuestro gato sabría la respuesta. Mal ejemplo, porque nuestro gato es incluso más sabio que Whiskypedia. En fin, hago esta aclaración para decir que este no es el caso, pues este libro me parece realmente notable y espero no llegue nunca el día en que termine de leerlo. El Manual de Proverbios recopilados por José Raúl González Parra es, en cinco palabras, un testimonio de nuestra cultura.
Abriendo el libro al azar, y esto no es un recurso efectista si no la mejor manera que conozco para disfrutar el libro, nos encontramos con la página 192 (si quieren pueden pinchar en la miniatura para agrandarla). Lo primero que salta a la vista es que el libro no tiene ningún órden que permita usarlo como material de referencia o para buscar alguna expresión en particular. Según su portada, incluye más de 5.300 expresiones, así que su falta de índice no hace más fáciles las cosas. Tampoco registra el año de la primera o de esta segunda edición, sin embargo si deja constancia de un número de Inscripción (el 60105), y de una dirección y un teléfono en la comuna de La Cisterna para Referencias y Consultas. El libro es, simplemente, una muy larga lista de expresiones ordenada alfabeticamente. Esto último, que podría ser de alguna ayuda, pierde completamente su sentido debido a la total arbitrariedad con que están escogidos los artículos y preposiciones que comienzan las frases. Por ejemplo, casi en la mitad de la página dice
SE QUEDÓ DE UNA PIEZA: Le impactó fuertemente
por lo que si quisiéramos encontrar el significado de nos quedamos de una pieza, estaríamos buscando hasta el día del níspero. Y no es la única característica que haría tener pesadillas a un editor. Más abajo dice
¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!: Arranquen...Arranquen
que no sólo es una manera bastante curiosa para explicar el significado de la expresión, si no que es de hecho otra expresión. Para quien no sepa que en Chile arrancar es sinónimo de huir, puede parecer un imperativo para encender el motor del auto, o para sacar una planta de raíz. Pero no seamos aguafiestas. Tal vez el señor recopilador no aspiraba a que su libro lo leyeran extranjeros, lo que es una opción completamente válida, y aún en estos casos ofrece alternativas multiculturales. Por ejemplo, cuando dice
SE FUÉ AL FONDUCO: Sonó. Lo perdió todo.
Ahora, a veces don José Raúl considera que el significado de la expresión es tan evidente que no merece una explicación si no tan sólo un comentario apropiado. Por ejemplo en
¡SEÑOR! DAME TU FORTALEZA: Una invocación desesperada.
O también en
SE APEGARON AL CARRO DE LA VICTORIA: Los eternos aprovechadores y oportunistas.
Otras veces no nos entrega una explicación si no un ejemplo ilustrativo, como en
SE QUEDÓ ACACHADO: Con mercadería que no tuvo venta
En otras es presa de la emoción e intenta abarcar el mundo en una sóla frase, como es el caso de
¡SE ME TUPIÓ! ¡SE ME TUPIÓ! ¡SE ME TUPIÓ!: No puedo pensar, no puedo razonar, no puedo recordar
Y así podríamos seguir por horas, y eso que sólo estamos leyendo la página 192. Como no es la idea aburrirlos, no puedo más que terminar recomendándoles que, si se encuentran con este libro, no lo dejen ir. Debido a su impresión de muy baja calidad, en papel roneo, es posible que incluso no tenga mucho valor comercial, pero eso no es si no una razón para hacerse de varias copias. No vaya a ser que el tiempo deteriore las hojas hasta hacerlas ilegibles, perdiéndose con ellas una pieza única del rompecabezas que forma nuestra idiosincracia nacional.
Para despedirme los dejo con una expresión que no aparece en esta página si no en la 76 y que, de que otro modo podría ser, encontramos abriendo el libro al azar por segunda vez. En ella no sólo están presentes varias de las características descritas, si no además trae consigo una reflexión social, un juicio moral y un triste veredicto sobre nuestra política de ayer y hoy:
EN LA ELECCIÓN DE LOS DIRECTORES HUBO MUCHO COHECHO: Compraron con dádivas las conciencias de los votantes.
miércoles, 22 de agosto de 2007
Manual de Proverbios
Publicadas por L a la/s 20:29
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5 comentarios:
Quiero ese libro, lo deseo.
No entendí, eso sí, la explicación del último dicho de la página... sobre matar el chuncho... me lo explicas?
Que quiere que le diga, yo tampoco. Es decir, según la explicación, después de una tragedia aérea salían algunos aviones a dar algunas vueltas por el aire. Esto se debe a que la expresión matar al chuncho se refiere a espantar males y exorcizar demonios, pero por supuesto esto lo encontré buscan en Google y no se entiende ni por las tapas a partir de la explicación.
Me castigo, jefecito, me castigo. Buscando al azar alguna expresión divertida para ponerla en boca de Amador o Beatriz, el destino me condujo a la página 125 dónde, oh sorpresa, decía:
MATAR EL CHUNCHO: Vencer algo que siempre nos ha vencido
Medio punto más para don José Raúl, dos puntos menos para mi. Aprovecho el vuelito para citar la expresión inmediatamente anterior a esa:
¡MATA! ¡MATA!: Ser o creerse macanudo. Tremendo
tremendísimo.
tremendísimo.
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